miércoles, 23 de octubre de 2013

EL DULCE AMARGO DE "PALITO DE COCO

Por: José Miguel Núñez

La República Dominicana, como toda nación, tiene derecho a crear leyes que sirvan de soporte para un justo, moderno y organizado sistema de migración. Eso nadie lo discute. Por décadas, organizaciones, intelectuales, políticos, religiosos, etc, han venido hablando sobre la necesidad de que tengamos una política clara al respecto. Pero el destino de nuestro país lo mueve el aire de los intereses creados. Todo depende de coyunturas. La razón de ser o no ser de los hechos en nuestra patria, dependerá de los beneficios que puedan crear a favor de un determinado grupo de poder. Ese "nacionalismo" que hoy enarbolan muchos, ofuscados por por la ignorancia y creencias desfasadas, y aplaudido por falsos profetas de la dominicanidad, da pena, tristeza y hasta miedo. Estamos en un mundo globalizado, donde muchas e importantes leyes tienen que ajustarse a la realidad existente. Los Estados Unidos y la nueva ley de migración que se encamina, es un ejemplo palpable de los cambios que en esa materia deberán regir mundialmente en el futuro. No hay que ser un inminente jurista para saber que no podemos crear leyes a espaldas de la realidad mundial; que no podemos desconectarnos de ese hilo sutil, y cada vez más extenso, que se llama humanismo. No podemos organizar nuestra patria, socavando, arruinando la existencia de seres humanos tan dominicanos como nosotros, cuya única "culpa" es haber nacido al otro lado del Masacre. Los queremos condenar por el mismo "delito" que cometen a diario decenas de dominicanos que nacen en Los Estados Unidos, España, Holanda, Puerto Rico... Hay que organizar nuestro país, pero sobre las bases de principios modernos, sin prejuicios, sin atropellos; con humanismo y solidaridad. Históricamente, los haitianos al igual que nosotros, han sido victimas de los grupos corruptos y criminales que han dirigido la vida política de ambas naciones. Desterremos el odio y la ignorancia con un discuro de amor y fraternidad y después habrá motivos para organizarnos.

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