mibaitoa.com / Por Junior Saviñón
La economía sumergida o economía informal es intercambio de bienes que permanece ajeno al control del Estado. Por su naturaleza (la imposibilidad del Estado de cuantificarla), no está incluida en el Producto Nacional Bruto (PNB), a diferencia de la economía formal.
Aunque la economía informal se ha asociado frecuentemente a países en desarrollo y economías emergentes, todos los sistemas económicos participan en algún grado en las economías sumergidas existentes a escala local. En nuestro país pareciera que nos conducimos hasta una sociedad, donde coexisten una economía moderna integrada al mundo, competitiva, con otra informal, fuera del alcance del estado, e imposibilitada de crecer y expandirse.
El problema de raíz, según algunos expertos, es la existencia de actividades difíciles de controlar, diseminadas, dispersas y atomizadas. Generalmente, no se encuentra economía informal en los bancos, o las multinacionales, sino más bien sectores como la construcción, y los micro-emprendimientos.
Los sectores donde más abunda la informalidad son el de la construcción, y los pequeños y medianos comerciantes. El caso de los vendedores ambulantes en América Latina es muy demostrativo del fenómeno. En todos los países de la región se observan comerciantes en las calles, para los cuales el costo de la legalidad, es decir, de la formalidad de registrar sus emprendimientos, cumplir con todos los requisitos de las burocracias gubernamental, pagar los altos impuestos y en muchos casos agravado por la corrupción de los funcionarios públicos, les haría imposible tener un negocio rentable.
el fenómeno de la economía informal presenta una complejidad enorme para los gobiernos de la región, y en particular para el de nuestro país. Un estado que realmente llegue a todos los ciudadanos no puede permitir altos niveles de economía informal, que significa que centenares de ciudadanos no gozan de los derechos laborales básicos, y muchos pequeños emprendimientos, que podrían contribuir fuertemente al desarrollo económico y a la generación de empleo, no pueden crecer debido a que se encuentren fuera de la ley formal. Sin embargo, no es un mayor control legislativo o policial la solución del problema, aunque en algunos casos marginales sea el caso, sino una economía donde el marco regulatorio es claro, simple, y no sobrecarga al sector empresarial. Una economía donde el sistema judicial funciona, y todos son iguales frente a la ley.
Imágenes: Miguel Pérez
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