La declaración del presidente de la Comisión Europea, José
Manuel Durao Barroso, sobre la dependencia del gas y el petróleo ruso tuvo
repercusiones en todo el continente: "Esta crisis ha sido un llamado de
atención sobre este asunto".
La crisis a la que se refiere es la anexión a la Federación
Rusa de la península de Crimea, un hecho que suscitó el bloqueo comercial y
económico al gobierno de Vladimir Putin por parte de la Unión Europea y Estados
Unidos. Y eso incluye la reducción de la importación de estos recursos
energéticos.
Pero toda
acción tiene una reacción.
El 70% por ciento del petróleo que exporta Rusia al mundo va
a parar a Europa. Lo mismo ocurre con el gas –del que tiene inmensas reservas-:
el 65% de su producción está destinada a los países de un continente que
importa la mitad de la energía que consume.
En principio, si Vladimir Putin quisiera cerrar la llave y
dejar a Europa sin el suministro de estos dos recursos fundamentales para su
funcionamiento, podría hacerlo sin mayores problemas.
Sin embargo, no venderle ese gas a Europa, significa perder
el 54% de los ingresos por exportaciones del país y algo más complicado:
tendría que salir a buscar cómo financiar el 47% del presupuesto federal ruso
que representan estas exportaciones, según informes publicados por los
gobiernos de Rusia y de la Comisión Europea.
Con estas cifras en la mano, es posible que ahora Europa haya
decidido "despertar" y buscar otras opciones.
Pero como todo cambio, no se puede hacer de la noche a la
mañana. ¿Cómo podría vivir Europa sin los 130.000 millones de metros cúbicos de
gas que importa cada año de Rusia? y ¿puede Estados Unidos suplir ese puesto y
convertirse en el nuevo proveedor para el continente?
Por: Jonathan Núñez
Fuente: bbc-mundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario