"Los hijos de Bolívar no tememos al Imperio. Hemos decidido
entregarle el asilo político al joven Edward Snowden a nombre de la Venezuela
de la dignidad". Así justificó el presidente Nicolás Maduro el
ofrecimiento de refugio al exanalista de inteligencia reclamado por EE.UU. por
cargos de espionaje.
Con su encendida retórica
antiimperialista heredada de su antecesor, Hugo Chávez, Maduro se ha erigido en
uno de los protagonistas del caso del exanalista de inteligencia estadounidense
al brindarle acogida al responsable de la considerada mayor filtración de
información secreta.
Mientras EE.UU. advierte de serias
consecuencias en sus relaciones con los países que osen acoger a Snowden, el
gobernante venezolano no duda en desafiar a la Casa Blanca: "Estados
Unidos no gobierna el Mundo", afirma Maduro.
La iniciativa de Maduro está, sin
duda, íntimamente relacionada con los problemas que sufrió su aliado Evo
Morales, presidente de Bolivia, tras lo cual llegó su reacción. Hasta entonces,
su actitud había sido más o menos tibia.
Tras eso, el gobierno venezolano se
ha escudado en el imperativo moral de dar cobijo a alguien que consideran
injustamente perseguido. Sin embargo, cabe preguntarse, políticamente, qué gana
Maduro con su actitud.
Por: Jonathan Núñez
Fuente: bbcmundo.com
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