martes, 10 de abril de 2012
Ozzie Guillén jugó con fuego y se quemó
Hoy 10 de abril, es la última vez que esta persona habla de política. Ojalá que este desagradable momento me haya enseñado. He aprendido a no meterme en lo que no conozco".
La persona que dio estas declaraciones se llama Ozzie Guillén. Más tarde que temprano, el mánager venezolano de los Marlins de Miami ha aprendido un duro escarmiento.
Realmente, no deja de sorprender la fuerza huracanada de la tormenta desatada en Miami por los dichos de Guillén sobre Fidel Castro.
El revuelo no es porque Guillén soltó la lengua. Al fin y al cabo, su locuacidad para opinar de todo y sobre todo el mundo es harto conocida, algo que fascina a la prensa tanto la anglosajona como la de habla en castellano.
Lo hace todo el tiempo y en forma desenfrenada. Lo de Castro, por ejemplo, ha eclipsado una entrevista con CBS Sports en la que confiesa que se emborracha tras los juegos fuera de casa de su equipo.
El desconcierto obedece a la imprudencia del dirigente de los Marlins al decirle a un reportero de la revista Time que adora a Castro y que respeta la capacidad que tuvo para mantenerse tanto tiempo como el gobernante de Cuba.
Lo que ha dejado patidifuso a propios y extraños es que la forma en la que alguien como Guillén --residente en Miami no de ahora, sino de hace varios años-- no sepa calibrar las consecuencias de expresar frases de simpatía hacia Castro en la capital del exilio cubano.
Si hay un lugar en el mundo donde no se debe hablar bien de Castro, pues ese es Miami.
Según Mlb.com
Por Anthony Nuñez.
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