De la historia anterior titulada “Increíble vínculo de un hombre y un oso polar” quisimos dejar aparte esta fotografía para incluirla en nuestra sección “Por eso es que pasan las vainas”.
Aunque el canadiense Mark Dumas reconoce que "si alguien que no fuese mi esposa o él intentase meter la cabeza dentro de la boca de la osa, probablemente terminaría como cena del animal".
Pero algún día Dios no lo quiera, rogamos que no ocurra como le ha pasado a muchos adiestradores de animales que se han confiado mucho de su estrecha relación, y han quedado atrapados en un laberinto de problema.
Es por comportamientos como este que nosotros decimos. “Por eso es que pasan las vainas”.
Fuente:gentetuya.com
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