jueves, 4 de agosto de 2011

Mujeres haitianas, mujeres valientes en Baitoa.

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Uno de los múltiples valores que se les reconoce a las mujeres haitianas es su valentía para enfrentar las situaciones más difíciles. Para mantener a su familia y salir adelante, las mujeres haitianas hacen muchos sacrificios y ejercen todos los oficios. Desde domésticas, propietarias de pequeños negocios, vendedoras de calles, “madam Sar”, costureras, agricultora hasta rompedoras de piedras, realizan cualquier actividad que les permita tener un poco de dinero para sobrevivir con su familia

Verdaderas jefas de familia, las mujeres deben hacer los trabajos domésticos en el hogar (un trabajo no valorizado) al mismo tiempo que hacen una actividad lucrativa. Cada día miles de mujeres arriesgan su vida, viajando a través del país en muy malas condiciones, o vendiendo en las calles. Tienen la mayor participación en la economía del país, ellas son el pulmón de la economía y representan 49% de la población activa, pero a pesar de esto son las más pobres.

En un corte metraje titulado “Courage de femmes” (Valentía de las mujeres) el cineasta haitiano Arnold Antonin presenta a dos mujeres haitianas, con fuertes cargar en su cabeza para vender y así poder criar a sus hijos y nietos.

La película pone de relieve la difícil situación en la que viven los actores que no tienen otra alternativa sino dedicarse a un trabajo reservado, hace tiempo, exclusivamente para “condenados a trabajos forzados”, actividad que ha desaparecido porque se le considera como “práctica degradante”.

En sus testimonios los actores indican que la actividad que eligen no les gusta, ni les permite salir adelante. Pero, no les queda otra opción si quieren sobrevivir, criar a sus hijos y nietos, y nutrir a una familia muchas veces numerosa. Me dicen que es un trabajo para hombres, pero es el que encontre, ya lo estaba haciendo, y lo sigo haciendo “Me permite conseguir un dinerito, de este dinero puedo comer algo, pero no representa mucho, no puede hacer nada para mis necesidades, además antes de vender las piedras, yo ya estoy endeudada de este dinero”, añade ella. “Pudiera yo hacer un trabajo mucho más fácil, pero ¿donde encontrarlo? Mis hijos me tienen sólo a mi, no tienen padre”, concluye ella.

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